martes, 26 de mayo de 2009

El mensaje supremo

El mensaje supremo

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anímedes era un paraíso. Vivir allí resultaba sumamente agradable. Se respiraba paz, amor, felicidad. Pero esa armonía y perfecto equilibrio fueron alterados por el mensaje del rey.

Nadie conocía al monarca. Según algunos era despótico y cruel; llegando incluso a comentarse que había ultimado a su predecesor para usurpar el trono. Otros, en cambio, manifestaban que se trataba de un ser extremadamente dulce, bondadoso y caritativo.

La población recibió telepáticamente la orden del soberano: "Al finalizar el presente período de luz, todos los habitantes deben ubicarse en espacios abiertos y observar el firmamento. Contemplarán mi obra maestra. Quienes desobedezcan esta orden, se arrepentirán. Reitero... ¡Lo lamentarán!”

Estaban aterrorizados; se aproximaba el fin. El exterminio. ¡La total destrucción de Ganímedes!

Llegó el momento esperado. Siguiendo las instrucciones recibidas, comenzaron a tomar posiciones en parques y paseos. Unos, por curiosidad; algunos temiendo represalias futuras y, la mayoría, con la resignación de quien ve llegar su última hora sin poder evitarlo. Madres abrazadas a sus hijitos, abuelos llorando con los nietos; un cuadro verdaderamente sobrecogedor.

Se oyeron fuertes explosiones seguidas de intensos resplandores; seguramente las llamas devorarían cuanto encontraran a su paso...

Sin embargo, naves de una hermosura y colorido jamás visto surcaban el espacio. Comenzaron a formarse figuras fantásticas, hermosas, irrepetibles. Las bocas de los espectadores se abrieron a causa del asombro. La emoción se adueñó de grandes y chicos. Ahora lloraban, pero de alegría, una alegría sin límites. Asistían a un espectáculo maravilloso, fascinante. Melodías de singular belleza daban un marco de ensueño a lo narrado. Verdaderamente, la organización del evento requería un extraordinario poder y exquisita sensibilidad y buen gusto.

Se atenuó la música y dominó los demás sonidos la voz del rey: "Amados y fieles súbditos; quiero compartir con mi pueblo la gran alegría que me embarga. Celebrar en unión la buena nueva. Establecí contacto con un ser infinitamente superior, Creador de todo lo existente. Éste es su mensaje. ¡El mensaje supremo!... dice que para salvar a los habitantes de un lejano planeta, ha enviado a su hijo y en este momento está naciendo en un humilde pesebre".

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